Durante su declaración ante la jueza Fátima Veloz, la empresaria Maribel Espaillat, una de las imputadas por el colapso en el centro de diversión Jet Set, aseguró que el establecimiento no debía estar abierto al público el día del trágico incidente ocurrido el pasado 8 de abril.
“Ese día no iba a haber fiesta. Rubby Pérez nos cambió la fecha, ese día iba a estar cerrado”, afirmó Espaillat visiblemente conmovida, al referirse a la presentación del reconocido merenguero que había sido reprogramada para una semana después.
Entre lágrimas, narró el impacto que el suceso ha tenido en su vida personal y familiar. “No duermo, no como, no sé cómo me sacaron de los escombros. Mi esposo me salvó la vida y ahora está postrado en una cama”, expresó con la voz entrecortada. La imputada recordó además que había celebrado su cumpleaños número 65 solo cuatro días antes del derrumbe, y que el sábado previo al hecho el local había operado sin incidentes. “Ese día no cayeron escombros”, puntualizó.
Espaillat también reveló que una semana antes del colapso se había desprendido un pedazo de plafón, situación que fue reportada al equipo técnico del establecimiento. “Jamás en la vida queríamos que algo así pasara… no íbamos a estar ahí si hubiésemos sabido del peligro”, lamentó.
Por su parte, Antonio Espaillat López, también acusado en el caso, defendió su actuación ante la magistrada y reiteró su colaboración desde el inicio de las investigaciones. “Estoy aquí porque creo en la justicia… no tengo nada que ocultar ni razón para huir”, manifestó, asegurando que continuará en el país y se pondrá a disposición de las autoridades para enfrentar el proceso judicial.
Ambos imputados reiteraron su compromiso con las víctimas y enfatizaron que asumirán las consecuencias legales que determine la justicia.