• 17/06/2025
  • Julio Cesar Gonzalez Rivas
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Santo Domingo, R.D. — El derrumbe del centro nocturno Jet Set, ocurrido la madrugada del 8 de abril y que ha dejado 236 muertos y más de 180 heridos, continúa revelando detalles conmovedores. Uno de los testimonios más impactantes es el de Gregorio Adames Arias, empleado de confianza del establecimiento, quien declaró al Ministerio Público que la familia Grullón se encontraba pidiendo la cuenta para retirarse en el preciso momento del colapso.

Según narró Adames, quien trabajaba en el Jet Set desde 2018, el empresario Eduardo “Lalo” Grullón llegó al local junto a su esposa e hijos alrededor de las 12:40 a. m., cuando el show musical del artista Rubby Pérez ya estaba en pleno desarrollo. A pesar de haber sido de los últimos en llegar, eran de los primeros en prepararse para marcharse.

“Estaba hablando con don Lalo sobre el bizcocho de cumpleaños de su esposa. Él me dijo que no quería hacer una escena porque ella le había pedido que no hubiera sorpresas. Le respondí que yo mismo le llevaría el bizcocho al vehículo. Entonces llamó al camarero Alejandro Ramírez y pidió la cuenta. En ese instante ocurrió la tragedia”, declaró visiblemente afectado.

Adames relató que se encontraba en el segundo bar del local, ubicado en la parte trasera, cuando escuchó un estruendo. “Me doy la vuelta, miro al bar, y cuando giré de nuevo, todo se desplomó. Escuché un fuerte sonido. Todo era gritos y oscuridad”, dijo. El empleado sufrió heridas en la cabeza, espalda y hombro durante el derrumbe.

Además, reveló que esa noche trabajaban aproximadamente 32 empleados, incluyendo camareros, bartenders y personal logístico, muchos de los cuales también resultaron heridos o fallecieron en el incidente. Mencionó por nombre a varios compañeros, entre ellos Roger Hernández, Emely, Carolina Lora, Luis Miguel Mejía y Alejandro Ramírez, este último atendía directamente a los Grullón al momento del colapso.

El testimonio de Adames forma parte del proceso de investigación judicial abierto tras la tragedia, la cual ha generado una ola de indignación pública y ha desencadenado acciones legales contra los propietarios y responsables del local por presuntas fallas estructurales y negligencias en materia de seguridad.

La familia Grullón, muy reconocida en el ámbito empresarial y social dominicano, fue hallada sin vida entre los escombros, marcando uno de los momentos más dolorosos en medio del desastre.

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