La comunidad de El Naranjo, en el municipio de Santo Domingo Este, vive momentos de angustia e incertidumbre debido a una ola delictiva que se ha convertido en parte del día a día de sus residentes. Una banda de delincuentes mantiene en vilo a los habitantes, cometiendo robos a diario sin que hasta el momento se haya producido una intervención efectiva por parte de las autoridades.
Los hechos delictivos incluyen el robo de animales como gallinas, patos, chivos, vacas y caballos, además de objetos personales. Los delincuentes actúan con total impunidad: rompen paredes, cortan cercas y penetran en propiedades privadas sin temor a consecuencias. Según denuncias de los afectados, los robos se cometen a plena luz del día y en ocasiones durante la madrugada, aprovechando la falta de vigilancia.
Los moradores expresan su desesperación y desconfianza en las instituciones encargadas de garantizar la seguridad ciudadana. “Estamos a merced de los delincuentes, vivimos con miedo y sin esperanza”, aseguró uno de los residentes, quien prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.
En medio del caos, la comunidad hace un llamado enérgico al director de la Policía Nacional para que actúe de inmediato y devuelva la tranquilidad a la zona. Asimismo, solicitan la intervención directa de la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, y de la procuradora general de la República, Jenny Berenice Reynoso, para que se agilicen los procesos judiciales y se emitan las órdenes de arresto necesarias.
Los residentes denuncian que muchos de los casos judiciales relacionados con estos delitos permanecen estancados por más de un año, lo que facilita que los implicados continúen delinquiendo mientras esperan la acción de la justicia.
La comunidad de El Naranjo clama por respuestas. Exigen que se restablezca el orden y se garantice su derecho fundamental a vivir sin temor.